En un instante apareció la cara sonriente, muy sonriente, de Barack Obama. Medía al menos cien metros de alto por cien de largo. Luego, le vieron caminar por una serpenteante alfombra blanca suspendida en las nubes. Entró en una habitación con las paredes blancas (sin ventanas), el suelo blanco, el techo blanco, y al fondo […]
Lugar de encuentro de nuestra subjetiva memoria del pasado con la esperanzada -y en ocasiones vana- ilusión del porvenir, la actualidad es tiempo efímero. Tanto como un latido de tu corazón. .