Los últimos serán los primeros en el reino de los cielos es frase bíblica aplicable a quienes les va un poco regular. Ya saben, si están en el pelotón de los torpes, hagan suya la frase y lo que no consigan en este valle de lágrimas les será otorgado en el más allá. Se lo decía el protagonista de ‘Gladiator’ al emperador: «Me llamo Máximo Décimo Meridio… y alcanzaré mi venganza en esta vida o en otra».
Ya ven que ser el último no es tan malo porque en otra vida hay una segunda oportunidad de cruzar el primero la línea de meta. Eso han debido pensar en la Diócesis segoviana para sumarse a la tendencia, ya veterana, de buscar alternativas al turismo de sol y playa, una fórmula que aunque parece que nunca se agota necesita complementos. Llegan los últimos, pero llegan, a este camarote de los hermanos Marx que es el turismo, donde cabe todo tipo de ocurrencias y propuestas.
La idea se llama Segovia Sacra y si Dios quiere, claro, será puesta de largo el próximo sábado, junto al museo de orfebrería religiosa –de nombre Splendor Fidei–, que estará ubicado en el Palacio Episcopal. La aspiración es que usted y yo veamos algo más que el tridente Acueducto-Catedral-Alcázar y nos demos un paseo por cuatro magníficas iglesias románicas de la ciudad y por el nuevo espacio museístico. Pero prudencia que igual el cochinillo que antes hayan degustado puede alcanzar su venganza en esta vida o en la otra, si la ingesta es excesiva y el paseo acelerado.