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Esperanza Ortega

Las cosas como son

¿Vencer o convencer?

A mí, la escena de  los cuatro ministros -Catalá, Zoido, Cospedal y Méndez de Vigo- cantando a voz en grito el himno de la Legión que comienza “Soy el novio de la muerte…” me recuerda a la escena del Apocalipsis  en que Jesús despliega el pergamino sellado  y aparecen los cuatro jinetes que representan a la Guerra, el Hambre, la Victoria y la Muerte. ¡Vaya tropa! Millán Astray se hubiera sentido orgulloso de haber presenciado tal escena en la España democrática que se define como Estado aconfesional. Sí, y enardecido, hubiera gritado con ellos: ¡Viva la muerte!, ¡Muera la Inteligencia!, como lo hizo el 12 de Octubre de 1936 en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, delante de don Miguel de Unamuno. Para los que no conozcan lo sucedido aquel día, diré que allí se reunieron, entre otros, el claustro de profesores y el general Millán Astray. Unamuno no pensaba hablar, pero al oír y las invitaciones a los jóvenes estudiantes para que participaran en la sublevación y dieran su vida por “España”, Unamuno se levantó y comenzó aquel discurso inolvidable que fue a un tiempo su testamento, pues murió a los pocos días.  Millán Astray  pegó un puñetazo en la mesa y le interrumpió gritando: ¡Viva la muerte!, ¡Abajo la inteligencia!, mientras los jóvenes armados que le acompañaban, cantaban el himno de la Legión, es de suponer que con el mismo ardor -por lo menos- que lo hicieron Cospedal, Zoido, Catalá y Méndez de Vigo el Jueves Santo pasado. Pero Unamuno no se arredró, sino que, más elocuente que nuca, pronunció la frase por la que se recordará siempre su discurso: “Venceréis pero no convenceréis”, para luego establecer la diferencia entre dos mutilados de guerra: Cervantes y Millán Astray.  Dijo Unamuno: “Acabo de oír el grito de ¡Viva la muerte! El general Millán Astray es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Por desgracia hoy tenemos demasiados inválidos en España y pronto habrá más si Dios no nos ayuda. Un inválido que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes se sentirá aliviado al ver cómo aumentan los mutilados a su alrededor. El general Millán Astray no es un espíritu selecto: quiere crear una España a su propia imagen. Por ello lo que desea es ver una España mutilada. Venceréis pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta en esta lucha, razón y derecho. Me parece inútil pediros que penséis en España”. Yo no he oído nunca algo más contundente que sus palabras para contestar a los que enaltecen la muerte y presumen de ello. Para los que me contesten que el Cristo de la Legión representa la devoción popular como ninguno, y que por consiguiente yo no debo hablar de lo que no entiendo, les contesto con el poema que el andaluz Antonio Machado dedicó al Cristo de los gitanos y que termina con estas palabras:  “¡Cantar de la tierra mía, /que echa flores/ al Jesús de la agonía,/ y es la fe de mis mayores! /Oh, no eres tú mi cantar!/¡No puedo cantar, ni quiero/ a ese Jesús del madero, / sino al que anduvo en la mar!” Que cada jinete se suba al caballo que le corresponda. Los que deseamos ver un día a Jesús -o a cualquier otro hombre- realizando el prodigio de vencer a la muerte, preferimos ir a pie por la vida.

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Sobre el autor

Esperanza Ortega es escritora y profesora. Ha publicado poesía y narrativa, además de realizar antologías y estudios críticos, generalmente en el ámbito de la poesía clásica y contemporánea. Entre sus libros de poemas sobresalen “Mudanza” (1994), “Hilo solo” (Premio Gil de Biedma, 1995) y “Como si fuera una palabra” (2007). Su última obra poética se titula “Poema de las cinco estaciones” (2007), libro-objeto realizado en colaboración con los arquitectos Mansilla y Tuñón. Sin embargo, su último libro, “Las cosas como eran” (2009), pertenece al género de las memorias de infancia.Recibió el Premio Giner de los Ríos por su ensayo “El baúl volador” (1986) y el Premio Jauja de Cuentos por “El dueño de la Casa” (1994). También es autora de una biografía novelada del poeta “Garcilaso de la Vega” (2003) Ha traducido a poetas italianos como Humberto Saba y Atilio Bertolucci además de una versión del “Círculo de los lujuriosos” de La Divina Comedia de Dante (2008). Entre sus antologías y estudios de poesía española destacan los dedicados a la poesía del Siglo de Oro, Juan Ramón Jiménez y los poetas de la Generación del 27, con un interés especial por Francisco Pino, del que ha realizado numerosas antologías y estudios críticos. La última de estas antologías, titulada “Calamidad hermosa”, ha sido publicada este mismo año, con ocasión del Centenario del poeta.Perteneció al Consejo de Dirección de la revista de poesía “El signo del gorrión” y codirigió la colección Vuelapluma de Ed. Edilesa. Su obra poética aparece en numerosas antologías, entre las que destacan “Las ínsulas extrañas. Antología de la poesía en lengua española” (1950-2000) y “Poesía hispánica contemporánea”, ambas publicadas por Galaxia Gutemberg y Círculo de lectores. Actualmente es colaboradora habitual en la sección de opinión de El Norte de Castilla y publica en distintas revistas literarias.