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Esperanza Ortega

Las cosas como son

¿La literatura en peligro?

No, la literatura ya no está en peligro, al menos en el Bachillerato español, la Literatura ha sido totalmente aniquilada, ha  dejado de existir como asignatura optativa y por tanto, como materia sobre la que verse la Selectividad. Me refiero a la asignatura de Literatura Universal, que era la única en la que el profesor podía dialogar con los alumnos sobre obras literarias como las de Shakespeare, Kafka, Sófocles, Baudelaire, Poe… Es verdad que eran ya muy pocos los alumnos que elegían esta asignatura, pero esta inmensa minoría justificaba que en los centros de enseñanza no se impartieran únicamente cursillos de capacitación para la empresa de la vida, y que hubiera pequeñas rendijas de reflexión y creatividad. Una hora de clase de Literatura Universal, como una hora de clase de Filosofía, siempre es interesante, incluso cuando el profesor no es de los mejores, y en el caso de que lo sea, una hora de clase de Literatura te puede cambiar la vida. Así lo afirma Massimo Recalcati en “La hora de clase”, un libro en donde analiza la crisis de la relación entre alumnos y profesores, y propone la vuelta a la antigua erotización del saber. Sólo el profesor que consiga abrir el apetito de sus alumnos conseguirá también que deseen aprender. Para conseguirlo, el profesor ha de mostrar el vacío de sus vidas, ese hueco que el saber auténtico puede llenar de sentido. Y el profesor de Literatura cuenta con el más apetitoso entre los frutos del conocimiento, pues la literatura llega hasta el corazón del ser humano. Es verdad que en el Siglo XX hubo tendencias formalistas que fueron desastrosas al aplicarse a la enseñanza literaria, pues redujeron la asignatura al estudio de recursos y estructuras formales. Todorov, el estructuralista Tzevetan Todorov, afirmó al respecto: “a veces los profesores y los críticos olvidan que la gran vocación de la literatura es dar sentido a nuestra vida, y la encierran en un ejercicio estéril, puramente formal”. Algo semejante manifiesta en “La literatura en peligro”, obra a la que pertenece este párrafo: “El objeto de la literatura es la condición humana y, por esa razón, el que la lee y la comprende se convertirá no en un especialista en análisis literario, sino en un conocedor del ser humano”.  En mis años de profesora vi cómo el estudio de la Literatura fue sustituyéndose por el de una vulgarización pedestre de la Semiótica, hasta desaparecer en los estudios generales. El comentario de texto de la Selectividad, donde los alumnos, más que comentar lo escrito, han de demostrar que saben utilizar con soltura la enrevesada terminología de la gramática del texto, es una prueba de ello. Solo quedaba la Literatura Universal para hablar de lo que realmente importa: la vida y la muerte, el amor, la esperanza, el miedo, el fracaso, el destino, la mentira y la verdad. Pero, ¿qué es todo eso para el Ministerio de Educación y Cultura? ¿Cómo van a entender lo que es la erótica del saber aquellos a los que solo sacia el poder y el dinero? Cuando pienso que gente como Esperanza Aguirre o como José Ignacio Wert han estado al frente de este Ministerio, comprendo que no solo la Literatura, sino todo el saber humano corre un grave riesgo. Y sin embargo…, seguirá sonando el timbre y seguirán los niños, adolescentes y jóvenes acudiendo a clase con la esperanza de algo que no saben definir: el escudo que les defienda de toda esta barbarie. Una verdadera pena.

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Sobre el autor

Esperanza Ortega es escritora y profesora. Ha publicado poesía y narrativa, además de realizar antologías y estudios críticos, generalmente en el ámbito de la poesía clásica y contemporánea. Entre sus libros de poemas sobresalen “Mudanza” (1994), “Hilo solo” (Premio Gil de Biedma, 1995) y “Como si fuera una palabra” (2007). Su última obra poética se titula “Poema de las cinco estaciones” (2007), libro-objeto realizado en colaboración con los arquitectos Mansilla y Tuñón. Sin embargo, su último libro, “Las cosas como eran” (2009), pertenece al género de las memorias de infancia.Recibió el Premio Giner de los Ríos por su ensayo “El baúl volador” (1986) y el Premio Jauja de Cuentos por “El dueño de la Casa” (1994). También es autora de una biografía novelada del poeta “Garcilaso de la Vega” (2003) Ha traducido a poetas italianos como Humberto Saba y Atilio Bertolucci además de una versión del “Círculo de los lujuriosos” de La Divina Comedia de Dante (2008). Entre sus antologías y estudios de poesía española destacan los dedicados a la poesía del Siglo de Oro, Juan Ramón Jiménez y los poetas de la Generación del 27, con un interés especial por Francisco Pino, del que ha realizado numerosas antologías y estudios críticos. La última de estas antologías, titulada “Calamidad hermosa”, ha sido publicada este mismo año, con ocasión del Centenario del poeta.Perteneció al Consejo de Dirección de la revista de poesía “El signo del gorrión” y codirigió la colección Vuelapluma de Ed. Edilesa. Su obra poética aparece en numerosas antologías, entre las que destacan “Las ínsulas extrañas. Antología de la poesía en lengua española” (1950-2000) y “Poesía hispánica contemporánea”, ambas publicadas por Galaxia Gutemberg y Círculo de lectores. Actualmente es colaboradora habitual en la sección de opinión de El Norte de Castilla y publica en distintas revistas literarias.