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Wolf Vostell, el arte visionario

La exposición ‘Arte=Vida=Arte’ muestra en el Musac la obra de un pionero en técnicas como la vídeo instalación y las acciones simbólicas. Hasta el 26 de mayo

Una de las conclusiones vostell_01a-reducidamás evidentes para el espectador que se asome a la exposición ‘Arte=Vida=Arte’ que recorre estos días en el Musac la trayectoria de Wolf Vostell (Leverkusen, 1932-Berlín, 1998), es la de la plena vigencia de sus propuestas artísticas. Pionero de la vídeo instalación y del uso de las nuevas tecnologías en el arte para denunciar su influencia en la vida de la gente, las propuestas de Vostell no han perdido sentido por más que, por ejemplo, la evolución del modo TDT impida en ocasiones mostrar sus instalaciones con televisión exactamente como él las concibió en un mundo analógico. Si decimos Vostell todo el aficionado o estudioso del arte contemporáneo puede tener una imagen en la cabeza acerca de su obra, pero a menudo es una imagen poco contextualizada pues, con independencia de las exposiciones temáticas que se llevaron a cabo en su museo de Malpartida (Cáceres), hacía cuarenta años de la última retrospectiva que pudo verse en España de este artista que, tras un viaje para estudiar la obra de Zurbarán decidió instalarse temporalmente y trabajar en nuestro país, con el que mantuvo una estrecha relación hasta el final de su vida. Dicha exposición, ‘Bilder 1959-1974’, tuvo lugar envostell_13-reducida el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid en 1978.

El Musac cubre ahora esta laguna, 20 años después de su muerte, con una muestra que recorre toda su trayectoria y que ha sido comisariada por el director del Museo, Manuel Oliveira. Están algunas de las piezas más representativas de las acciones que le hicieron famoso como ‘130 Km/h’ de 1963 que presenta en uno de los patios del museo el coche original que fue arrollado por una locomotora durante una de las acciones del happening ‘Nein-9-dé-coll/agen’. También están sus series ‘El muerto que tiene sed’ o el ciclo ‘España’ e instalaciones de gran formato como ‘Energía’ en la que 1.200 barras de pan envueltas en los periódicos del día de la inauguración de la muestra forman una barricada en torno a un viejo y enorme automóvil.

Vostell no fue solo un pionero en la utilización de elementos de la vida cotidiana como electrodomésticos, automóviles, o televisiones en sus obras, sino que de alguna manera fue un visionario a la hora de mostrar de forma crítica cómo ciertos avances que venían en principio a facilitar la vida de la gente podían tener un reverso no tan beneficioso. Su denuncia sobre cómo la velocidad afecta al equilibrio psicológico de las personas, del consumismo excesivo, de la peor cara del capitalismo o los desastres de la guerra y los efectos de las ideologías opresivas no han perdido sentido en el mundo de hoy, si acaso su valor ha sido acrecentado por el hecho de que la realidad ha superado estas visiones. El recorrido cronológico por la sala 2 del Museo, que contiene sus obras, permite además reconocer la enorme influencia que su trabajo ha tenido en sucesivas generaciones de artistas.vostell_00a-reducida vostell_05izaskun

La muestra comienza con una obra “seminal”, en palabras del comisario, ‘Transmigración’ de 1963 en la que por primera vez incluye un televisor en su montaje y sigue su trabajo hasta el final. Las dimensiones del museo han permitido además mostrar obras de gran formato que no siempre tienen cabida en las salas más convencionales en cuanto a tamaño como ‘La caída del Muro de Berlín’ o ‘9 de noviembre’, ambas realizadas en la década de los ochenta.

Si la documentación es un aspecto del hecho artístico que el Musac cuida de forma especial en todas sus exposiciones, hay que destacar aquí el que por primera vez se muestre fuera del museo del artista su archivo completo, lo que permite acceder a la documentación sobre otras piezas emblemáticas de Vostell como la titulada ‘¿Por qué el proceso entre Pilatos y Jesús duró sólo dos minutos?’ de 1997 para la que utilizó el fuselaje de un avión uso Mib-21 y dos automóviles, además de monitores de ordenador y tres pianos.

Vostell vivió conforme a la premisa de que arte y vida eran inseparables. Su personalidad le valió además para encontrar cómplices a la hora de llevar a cabo sus arriesgadas propuestas para la época. Fue el inventor del término Dé-coll/age, una vuelta de tuerca al tradicional collage (frente a la superposición de elementos, él proponía arrancar trozos de una obra de partida para crear una nueva pieza), y fundó junto a Georges Maciunas y Nam June Pik el movimiento Fluxus, en el que ese ‘flujo’ entre los elementos de la sociedad de consumo y su utilización por el arte y la integración de lenguajes procedentes de la música o dela escena fueron sus señas de identidad.

Visita obligada para reconocer cómo algunas propuestas que hoy nos parecen absolutamente novedosas tuvieron su origen hace varias décadas, ver dónde asientan lenguajes contemporáneos y cómo el arte puede en ocasiones mostrar el futuro cuando éste aún no se ha convertido en presente fugaz.

Sobre el autor

Más que un oficio, el periodismo cultural es una forma de vida. La llevo ejerciendo desde que terminé la carrera. Hace de eso algún tiempo. Me recuerdo leyendo y escribiendo desde que tengo uso de razón. La lectura es mi vocación; la escritura, una necesidad. La Cultura, una forma de estar en el mundo. Dejo poemas a medio escribir en el bolso y en todos los armarios.


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