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Una deliciosa ‘Comedia aquilana’, por Nao d’amores

En el teatro, como en cualquier otro aspecto de la creación, hay quien decide abandonar los caminos trillados, las autopistas donde la señalización es clara, las vías rápidas, para adentrarse en vías poco exploradas o incluso desbrozar y abrir sus propios caminos. Si a esta voluntad aventurera se suma talento, sensibilidad y buen hacer el resultado suele ser una obra imprescindible, una pequeña joya a conservar y continuar. Esta es la actitud que eligió la directora teatral Ana Zamora cuando sin pensar en cálculos taquilleros o repercusión mediática sino con verdadera pasión por su trabajo decidió explorar las obras anteriores al teatro clásico: ir a los orígenes de nuestro teatro medieval y renacentista. Y embarcó en ello a una compañía, Nao d’amores, de la que forman parte profesionales procedentes del teatro clásico, los títeres y la música antigua que han logrado ser un conjunto engastado, una orquesta afinada, como demuestra cada vez que pisa los escenarios.prueba-imagen-comedia

La última aventura de esta compañía –después de resucitar obras de Gil Vicente, Lucas Fernández, o adentrarse en piezas enigmáticas como las danzas de la muerte medievales— acaba de estrenarse en el Teatro de la Comedia de Madrid, donde permanecerá hasta el día 11, tras un preestreno en el teatro Juan Bravo de Segovia.

‘Comedia aquilana’ lleva la firma de Bartolomé Torres Naharro, un autor hoy prácticamente olvidado a pesar de haber sido uno de los autores que en el siglo XVI logró mayor difusión para unas obras en las que la fusión de preceptiva teatral y práctica escénica consiguió una gran popularidad. La pieza elegida es una ‘comedia a fantasía’ que está considerada la primera comedia romántica del teatro español.

Una beca artística de residencia de la Real Academia de España en Roma le permitió a Zamora explorar a través de los textos del dramaturgo, autor de la primera preceptiva teatral en lengua romance, “la influencia italiana en el nacimiento de una identidad teatral propia, nacional, aunque con profundas raíces en la cultura teatral europea”, según ha explicado la propia directora. En esa residencia fabricó la urdimbre de este espectáculo que terminó de cuajar en el encierro “casi monástico” de la compañía en la sede segoviana de Nao d’amores, solo que en esta ocasión no estaban solos, sino que han ido de la mano de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.

¿Y el resultado? Pues el resultado es una de esas pequeñas joyas que deberían ser de obligada programación tanto en departamentos de Filología de las universidades como en todas las escuelas de teatro superando así una absurda separación a la que también se refiere Ana Zamora en los prolegómenos de este trabajo: “el desajuste entre el campo de los estudios filológicos y la práctica teatral”. ‘Comedia Aquilana’ narra los amores del caballero Aquilano y la princesa Felicina y contiene ya algunos de los elementos de lo que luego serían las señas de identidad de la comedia barroca como los enredos y lances amorosos, la figura de los criados envueltos en una trama secundaria, la utilización sistemática del verso…

Y precisamente lo primero que sorprende y tranquiliza según comienza la acción es la adecuada dicción del verso, la perfecta vocalización de los actores, eso que tanto se echa de menos hoy en día. Zamora ha tomado algunas decisiones como la de mantener algunos giros del castellano antiguo sin lastrar la audición del espectáculo. Por otra parte, los actores no solo ‘dicen’ bien sus papeles, se los ve a gusto en ellos, perfectamente ajustados a su ‘traje’ y al conjunto de los demás personajes. Porque este es quizá uno de los puntos que merecen mayor aplauso en el trabajo de Nao d’amores, la apuesta por ser de verdad una compañía donde músicos, actores, pero también cuerpo técnico, forman un todo en el que nadie intenta destacar por encima de los otros. Y el resultado es magnífico: la música, el movimiento escénico, los actores que cantan, todo fluye sin chirridos ni estridencias. Excelente una vez más el trabajo de Alicia Lázaro en la dirección musical.  Y excelente también el envoltorio dirigido por Henar Montoya, una escenografía y un vestuario alegres, coloristas, divertidos y elegantes pero que, sin necesidad de grandes dislocaciones trasladan al espectador al tiempo en el que estas comedias fueron representadas por vez primera.

‘Comedia aquilana’ hace pasar un buen rato al espectador en la hora que dura el espectáculo. Pero me atrevería a decir que esto es lo de menos. Lo importante es que si este país amara la cultura en general y la cultura teatral en particular esta pieza tendría una larga lista de compromisos por delante.

 

(Crítica publicada en la edición impresa de El Norte de Castilla, el domingo 4 de marzo de 2018)

La fotografía es de Javier Herrero

Sobre el autor

Más que un oficio, el periodismo cultural es una forma de vida. La llevo ejerciendo desde que terminé la carrera. Hace de eso algún tiempo. Me recuerdo leyendo y escribiendo desde que tengo uso de razón. La lectura es mi vocación; la escritura, una necesidad. La Cultura, una forma de estar en el mundo. Dejo poemas a medio escribir en el bolso y en todos los armarios.


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