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Un tiempo para probar todos los géneros

Del diario sin edulcorar a la poesía, pasando por la autoficción, la memoria y el ensayo

“Un diario es una escritura en tiempo real. Es una escritura interior sin concesiones y en presente». Quien así se expresa es el periodista y escritor Ignacio Carrión (San Sebastián, 1938) en el prólogo a ‘Molestia aparte’, el libro que recoge sus  diarios entre los años 2001 y 2005 y que acaba de salir en el sello Reino de Cordelia. Carrión, que en su larga trayectoria como profesional del periodismo ejerció como corresponsal y enviado especial para diverso medios como ‘Efe’, ‘Diario 16’ o ‘El País’, es autor de varias novelas, entre ellas ‘Cruzar el Danubio’ con la que obtuvo el Nadal en 1995  y no es la primera vez que publica parte de los diarios que escribe desde hace cincuenta años y cuyos originales ha donado a la Universidad de Valencia.
Quien recuerde sus crónicas de estilo incisivo y lectura adictiva las reconocerá en estos apuntes, en los que tan pronto aparecen Faulkner o Bataille, junto a anotaciones de absoluta cotidianidad. Aunque el trasfondo bien lo resume esta entrada: «Toda escritura y sobre todo la que menos lo parece es ficción. En realidad tu familia son las palabras. Y debes llevarte bien con ellas».
A las novelas del noruego  Karl Ove Knausgard (1968) que forman parte del ciclo irónicamente titulado ‘Mi lucha’ se las suele etiquetar en ese confuso territorio de la autoficción. Pero lo de menos son las etiquetas o saber si en realidad la historia responde más o menos a la realidad de lo vivido (aunque parece que se ajusta con bastante exactitud, por los problemas familiares que le reporta su publicación). Lo sorprendente es la capacidad hipnótica de su escritura torrencial, su manera descarnada de reflejar el comportamiento humano a través de sus peripecias, tanto en los momentos más significativos de la vida como en aquellos que no pasarían a la historia  universal. ‘Un hombre enamorado’ es la segunda parte del ciclo que comenzó con ‘La muerte del padre’.  Anagrama, editorial que está publicando la saga en España, anuncia que en la primavera del año próximo saldrá la tercera parte que ya es un fenómeno editorial en EE.UU. El verano puede ser un buen momento para atacar esta pelea entre las palabras y los recuerdos.
Ni diario, ni autoficción, ‘Julio Cortázar y Cris’ es un homenaje y una sucesión de recuerdos. Una conversación interrumpida por la muerte. La que mantuvieron durante los años de su amistad Julio Cortázar y Cristina Peri Rossi, autora del libro recientemente publicado por Cálamo. Dos escritores que apenas hablaban de sus respectivas obras, que nunca se mostraban los manuscritos, pero que nunca dejaron de hilar su amistad con palabras y literatura. «Vos serás mejor escritora que yo porque sos valiente», le dijo Cortázar a una incipiente escritora que ahora más que recordarlo continúa sintiéndolo cerca, y que da testimonio de esa cercanía en este emocionado libro.
¿Quién dijo que el verano solo puede albergar ese asunto que no se sabe muy bien en qué consiste llamado ‘lecturas refrescantes’? Acaso disponer de más tiempo libre no ayuda a esas otras lecturas que requieren un cierto reposo? ¿Por qué no ‘atacar’ en estos días de transcurrir lento un ensayo como el que propone César Antonio Molina (La Coruña, 1952) en ‘La caza de los intelectuales’? El subtítulo ‘La cultura bajo sospecha’ es suficientemente esclarecedor de hacia donde apuntan las intenciones del autor al recoger una serie de artículos sobre el papel de los intelectuales tanto en los tiempos en que nuestra cultura daba sus primeros pasos como en épocas más recientes. El libro que se abre con la muerte de Cicerón y continúa con el suicidio de Séneca, rescata a algunos ‘mártires de la intolerancia como Miguel Servet o analiza a través de ‘El pensamiento cautivo’ de Milosz la ‘esterilidad del realismo socialista’. En ‘Cultura sin cultura’ hace un pesimista –dirían algunos– realista –otros– análisis de una sociedad en la que «la pérdida de peso que tenían las obras literarias, artísticas o filosóficas, en la esfera pública es una triste realidad».
Pilar Adón (Madrid, 1971) debe buena parte de su prestigio como escritora a su acierto como cuentista ( ‘El mes más cruel’ y ‘Viajes inocentes’) aunque también ha escrito novelas ( ‘Las hijas de Sara’, ‘El hombre de espaldas’). Sin embargo la distancia corta tiene en ella otro registro en el que se prodiga menos pero en el que logra esa misma capacidad para vislumbrar algo que no se da a primera vista aunque lo tengamos delante. Es la poesía. El segundo poemario que publica en La bella Varsovia sigue la línea trazada por ‘La hija del cazador’. En este caso lo que tenemos delante es el mundo animal, tan lejos y tan cerca al mismo tiempo de nosotros, tan misterioso en ocasiones. Un libro por el que hay que transitar con inteligencia del águila y la paciencia de la tortuga. Un placer de lectura en una obra nada complaciente.
Pre-Textos acaba de publicar el último poemario de Ana Blandiana (1942), figura capital de las letras rumanas contemporáneas. Autora de catorce poemarios, dos volúmenes de relatos fantásticos, nueve ensayos y una novela, ha sido candidata al Nobel. Llega hasta nosotros su último libro en edición bilingüe con las versiones en español de Viorica Patea y Antonio Colinas. Es la voz de una mujer que ha entendido, como otros autores de su generación que lucharon por la democracia, la literatura desde una perspectiva moral. En su voz lo trascendente y lo pequeño se unen desde la perspectiva del sentimiento trágico de la existencia aunque  ajena  a cualquier estridencia.

Sobre el autor

Más que un oficio, el periodismo cultural es una forma de vida. La llevo ejerciendo desde que terminé la carrera. Hace de eso algún tiempo. Me recuerdo leyendo y escribiendo desde que tengo uso de razón. La lectura es mi vocación; la escritura, una necesidad. La Cultura, una forma de estar en el mundo. Dejo poemas a medio escribir en el bolso y en todos los armarios.


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